no me gusta...

desayunar de pie, que venga mi madre a despertarme los fines de semana, que mi padre no tenga ni idea de informatica, el atún, la cebolla, las judias verdes, los guisantes, la coliflor, las acelgas, que mi madre intente ordenar mi habitación, hacer la cama, poner y quitar las sábanas, que se me mojen los bajos del pantalón, los bolis pilot, madrugar, el despertador, la coca cola, la letra de mi hermano, que me miren fijamente en el metro, poner el lavavajillas, las cucarachas, los insectos en general, los calcetines sucios, las manos frías, las manos huesudas, llevar paraguas, los shorts, las señoras mayores impertinentes, pasar el polvo, mi pelo, mis manos, Amaia Montero, la gente en chandal, el olor a gasolina, el olor a barniz, la gente falsa, el dorado y el plateado, los peces que hay en la orilla de la playa, los pulpos, la tortilla de patata si no es hecha por mi padre, viajar en autobús, que se hagan la vítima, el acento fingido, la delgadez extrema, las latas de conserva, la letra de los médicos, las llamadas de centralitas que te preguntan si te quieres cambiar de compañía de lo que sea, la gente sobremusculada, shinchan, las bromas pesadas, la gente pastelosa, el romanticismo a ultranza, las palomas, las ratas, la gente que pregunta si acaba de pasar el autobús, la gente que te da conversación en el metro a las 7 de la mañana, tener clase a las 8 de la mañana, la gente demasiado amable, que se me pele la piel después de tomar el sol, las cremas hidratantes, una infusión de manzanilla, la intolerancia, los fanatismos, los extremismos, la religión, el pimiento verde, los zapatos con cuña, la ropa con adornos brillantes, las lentejuelas, que se cuelen moscas en casa en verano, tener que dar demasiadas explicaciones, la literatura romántica, como suena el alemán, los nacionalismos radicales, Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre...

y seguro que más cosas.